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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

jueves, 28 de enero de 2016

ESCRITORES EN DOMINIO PÚBLICO EN 2016


   
GARCÍA LORCA
 Escritores fallecidos en 1935, 1945 o 1965 que pasan a dominio público, ya libres de derechos de autor. Centenares de obras se liberan de los derechos de autor. Un «conjunto de normas jurídicas y principios», según la Wikipedia, «que afirman los derechos morales y patrimoniales que la ley concede a los autores, por el solo hecho de la creación de una obra literaria, artística, musical, científica o didáctica, esté publicada o inédita».


  De esta forma, pinturas, películas, fotografías, partituras o nuestro negociado, los libros, pueden compartirse —y usarse— libremente, sin rendir cuentas a los herederos de sus creadores, aunque nunca despojándolos de sus derechos morales, es decir, «aquellos ligados al autor de manera permanente y son irrenunciables e imprescriptibles», de nuevo según la Wikipedia.
Hoy se incorporan al dominio público los escritores argentinos, brasileños, chilenos, israelíes, nigerianos, peruanos, rusos o turcos —y de la mayoría de los europeos— fallecidos en 1945; y los canadienses, neozelandeses o uruguayos —además de los nacidos en casi todos los países de África y Asia— que nos dejaron en 1965. ¿Qué ocurre con los escritores españoles? No nos queda muy claro. España se rigió hasta 1987 por la Ley de Propiedad Intelectual de 1879, que viajaba el plazo en ochenta años tras la muerte del autor, contando desde el mismo día del fallecimiento. Esto se ha respetado en el caso de todo los autores que fallecieron antes del 7 de diciembre de 1987, cuando se aprobó la ley actual, que nos equipara con la mayoría de países tanto en el plazo —setenta años— como en la fecha, que se computa desde el día 1 de enero del año posterior al de la muerte.

La Biblioteca Nacional de España ha difundido un listado de escritores españoles que se incorporan al dominio público en 2016, limitándose a los fallecidos en 1935: entre ellos destaca el pedagogo e historiador español Manuel Bartolomé Cossío, presidente de las Misiones Pedagógicas. Sin embargo, ciñéndonos a la ley de 1879, este año se liberarán los derechos de tres gigantes de la literatura española: Ramón María del Valle-Inclán (5 de enero de 1936), Federico García Lorca (18 de agosto de 1936) y Miguel de Unamuno (31 de diciembre de 1936). Esto significaría que cualquier editor publicará sin rendir cuentas, desde este año, Luces de bohemia, Bodas de sangre o Niebla. También podrán publicarse sin pagar a sus herederos las obras de Ramiro de Maeztu (29 de octubre de 1936) y Pedro Muñoz Seca (28 de noviembre de 1936).

¿Qué ocurre en el resto del mundo? Entre los autores fallecidos en 1945 encontramos a tres inmensos escritores franceses: el narrador Emmanuel Bove, autor de La trampa, y dos poetas, el surrealista Robert Desnos y Paul Valéry, célebre por El cementerio marino. Se les unirá el canadiense Thomas B. Constain, autor de novela histórica; la estadounidense Margaret Deland, narradora conocida por una curiosa autobiografía en dos volúmenes; el británico Alfred Douglas, poeta y amante de Oscar Wilde, sobre quien publicó varios volúmenes; Lloraine Hansberry, dramaturga estadounidense, la primera afroamericana cuya obra se estrenó en Broadway; la poeta y dramaturga alemana Else Lasker-Schüler; el novelista escocés de David Lindsay, cuya obra de ciencia ficción inspiró a C. S. Lewis y J. R. R. Tolkien; William Somerset Maugham, escritor británico, recordando por Servidumbre humana (1915); Antal Szerb, uno de los nombres fundamentales de la literatura húngara. El nombre más llamativo, no obstante, es el del escritor británico —aunque de origen estadounidense— T. S. Eliot, uno de los más grandes poetas del siglo, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1948.

 Y en otro sentido muy diferente, en 2016 también se liberan los derechos de autor de los textos escritos por los dictadores Benito Mussolini y Adolf Hitler, y el colaborador de este último, Joseph Goebbels. Esto supone la libre circulación de sus obras, tanto en libro como en la red.

Estandarte.com   
                                                                 UNAMUNO

VALLE-INCLÁN
 
 
                                                           PEDRO MUÑOZ SECA




                                                              RAMIRO DE MAEZTU

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