GARCÍA LORCA
Escritores fallecidos en 1935, 1945 o 1965 que pasan a
dominio público, ya libres de derechos de autor. Centenares de obras se liberan de los derechos
de autor. Un «conjunto de normas jurídicas y principios», según la
Wikipedia, «que afirman los derechos morales y patrimoniales que la ley concede
a los autores, por el solo hecho de la creación de una obra literaria,
artística, musical, científica o didáctica, esté publicada o inédita».
De esta
forma, pinturas, películas, fotografías, partituras o nuestro negociado, los
libros, pueden compartirse —y usarse— libremente, sin rendir cuentas a los
herederos de sus creadores, aunque nunca despojándolos de sus derechos morales,
es decir, «aquellos ligados al autor de manera permanente y son irrenunciables
e imprescriptibles», de nuevo según la Wikipedia.
Hoy se incorporan al dominio público los escritores
argentinos, brasileños, chilenos, israelíes, nigerianos, peruanos, rusos o
turcos —y de la mayoría de los europeos— fallecidos en 1945; y los canadienses,
neozelandeses o uruguayos —además de los nacidos en casi todos los países de
África y Asia— que nos dejaron en 1965. ¿Qué ocurre con los escritores
españoles? No nos queda muy claro. España se rigió hasta 1987 por la Ley de Propiedad
Intelectual de 1879, que viajaba el plazo en ochenta años tras la muerte del
autor, contando desde el mismo día del fallecimiento. Esto se ha respetado en
el caso de todo los autores que fallecieron antes del 7 de diciembre de 1987,
cuando se aprobó la ley actual, que nos equipara con la mayoría de países tanto
en el plazo —setenta años— como en la fecha, que se computa desde el día 1 de
enero del año posterior al de la muerte.
La Biblioteca Nacional de España ha difundido un listado de escritores
españoles que se incorporan al dominio público en 2016, limitándose a los fallecidos en
1935: entre ellos destaca el pedagogo e historiador español Manuel Bartolomé Cossío, presidente de
las Misiones Pedagógicas. Sin embargo, ciñéndonos a la ley de 1879, este año se
liberarán los derechos de tres gigantes de la literatura española: Ramón María del Valle-Inclán (5 de
enero de 1936), Federico García Lorca
(18 de agosto de 1936) y Miguel de
Unamuno (31 de diciembre de 1936). Esto significaría que cualquier editor
publicará sin rendir cuentas, desde este año, Luces de bohemia, Bodas
de sangre o Niebla. También podrán publicarse sin pagar a sus
herederos las obras de Ramiro de Maeztu
(29 de octubre de 1936) y Pedro Muñoz
Seca (28 de noviembre de 1936).
¿Qué ocurre en el resto del mundo? Entre los autores
fallecidos en 1945 encontramos a tres inmensos escritores franceses: el
narrador Emmanuel Bove, autor de La
trampa, y dos poetas, el surrealista Robert
Desnos y Paul Valéry, célebre por El cementerio marino. Se les unirá
el canadiense Thomas B. Constain,
autor de novela histórica; la estadounidense Margaret Deland, narradora conocida por una curiosa autobiografía
en dos volúmenes; el británico Alfred
Douglas, poeta y amante de Oscar Wilde, sobre quien publicó varios
volúmenes; Lloraine Hansberry,
dramaturga estadounidense, la primera afroamericana cuya obra se estrenó en
Broadway; la poeta y dramaturga alemana
Else Lasker-Schüler; el novelista escocés de David Lindsay, cuya
obra de ciencia ficción inspiró a C. S. Lewis y J. R. R. Tolkien; William Somerset Maugham, escritor
británico, recordando por Servidumbre humana (1915); Antal Szerb, uno de los nombres
fundamentales de la literatura húngara. El nombre más llamativo, no obstante,
es el del escritor británico —aunque de origen estadounidense— T. S. Eliot, uno de los más grandes
poetas del siglo, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1948.
Y en otro
sentido muy diferente, en 2016 también se liberan los derechos de autor de los
textos escritos por los dictadores Benito
Mussolini y Adolf Hitler, y el colaborador de este último, Joseph Goebbels. Esto supone la libre
circulación de sus obras, tanto en libro como en la red.
No hay comentarios:
Publicar un comentario