Hoy, 3 de febrero, es
el día de san Blas, protector de la garganta, el día de las roscas. No puedo
pasar esta jornada sin evocar a Campillo de Arenas. Este día, igual que el día
de las Pajaritas el 2 de febrero, solíamos salir un poco antes de la escuela y
todos los niños y niñas, así como los adultos, maestros y familiares nos
dábamos cita en la iglesia de la Encarnación para que el sacerdote bendijera
las roscas en nombre de san Blas.
Fueron unos años
preciosos de trabajo y actividad docente que añoro con cariño. Recuerdo con
emoción la parroquia llena de gente joven, toda la chiquillería del pueblo,
esperando que alguna gotita de agua bendita cayera sobre sus roscas. Todos los habitantes
de Campillo tienen este día su rosca bendecida, que comen con alegría, en honor
de san Blas. Mi familia y yo también las teníamos y qué ricas.
¡Qué aprovechen las
roscas amigos campilleros! ¡Conservad vuestras tradiciones! Yo las guardo en mi
corazón!
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